El rey sin corona

Probablemente no era monárquico, pero nunca una persona alejada de esa forma de gobierno, ha disfrutado de tanto poder político.

Rigió, dirigió, gobernó el PNV desde la Presidencia del EBB como si fuera un monarca indiscutido.

Durante muchos años fue el “santo y seña” del PNV, el “guardián de las esencias”, no obstante no dudo ni un solo instante, en acabar con las incompatibilidades  o con las limitaciones temporales de los mandatos (señas de identidad casi sacro-santas en la organización del PNV), en su propio beneficio, primero y siempre el poder.

Le recuerdo cuando aún era un candidato a Diputado en Madrid, otro bermeano y yo, nos desplazamos a Azkoitia, donde daba una charla, creo que en alguna sede social íbamos con la misión de traerle a Bermeo para que mitineara.

Mi compañero de viaje, se me pierde su nombre y su rostro en la “niebla de mi memoria”, le convenció y acudió al mitin donde se  explayo y nos deleitó con ese verbo fácil que  poseía.

Sus frases muchas de ellas eran antológicas, “Estamos hartos de la bota que nos pisa desde Madrid”, “Los críticos del partido son la grasa que nos sobra, los Michelines”, “Construyamos una gran base social y con sus votos nos enviaran a cualquier Parlamento”. Por ahí están las hemerotecas donde se puede ver que ni miento ni exagero.

 Cuando el PNV nos expulsó a más de mil bermeanos, acudimos otros dos miembros de la Ejecutiva del PNV de Bermeo y yo, que también era miembro de la ejecutiva a tratar de arreglar el desaguisado, le recuerdo en esa reunión a él como presidente del BBB, a Aspuru y a otro miembro del BBB, Arzallus nos trató con displicencia, mucha lejanía y con un tremendo engreimiento.

También recuerdo una Asamblea Regional, donde otros tres bermeanos y yo, como apoderados, fuimos maltratados de palabra, poco antes de nuestra expulsión y el como presidente del BBB, asistió complacido al teatrillo.

Fue un político que como todos tuvo sus luces y sus sombras, pero  su gran mérito fue pasar del Espíritu del Arriaga, un canto al pragmatismo y a la transversalidad, auspiciado por el, al Pacto de Ajuria Enea, todos los demócratas unidos contra el mundo violento de Batasuna y ETA, pactar con Aznar y pasearle por Bilbao, todavía les estoy viendo, en la calle Pozas a el Arzallus , Aznar y Ortuondo,  para acabar pactando con ETA y Batasuna con el Pacto de Lizarra, y auspiciar el Plan Ibarreche, todo ello sin que se le moviera ni siquiera la Txapela, porque  los suyos le aguantaban todo.

Fatalmente para él  se equivocó en querer acabar con la incipiente carrera  como alcalde de Bilbao, de Iñaki Azkuna , las bases le volvieron la espalda, fue el principio del fin y algunos que esos días le ensalzarón, más pronto que tarde le mandaron a casa.

Le toco lidiar con Garaikoetxea, que tampoco era cualquier cosa, y aquí aunque la historia les juzgara, además de ideologías distintas que las hubo, también hubo fobias personales.

Cierto que fue la referencia del Nacionalismo Vasco que representaba el PNV, pero nunca perdió de vista dos principios, conseguir el poder y mantenerlo, que es lo más difícil lo supo hacer y para ello no dudo en pactar con el PSE o con su escisión EA, pero en su debe hay muchas más cosas que la historia juzgara.

Descanse en Paz, quien tanta guerra dio.

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